domingo, 3 de enero de 2010

Una base para reempezar

Hace ya mucho tiempo que tomé la decisión de conservar huevos a baja temperatura. El motivo era descansar. Bien en verano, bien una temporada. Nunca pensé que dejaría los killis definitivamente, pero he de reconocer que mi etapa actual es de un desinterés casi por completo.

Actualmente todos los huevos de Killis anuales que no son Austrolebias ni Megalebias los guardo en esta nevera a 16ºC.

Nevera huevos

Las turbas están en diferente estado de almacenamiento, según fui aprendiendo en mi etapa productiva. Hay desde turbas dentro de una bolsa que simplemente está doblada entre sí, a turbas en viales de vacuna en condiciones anaerobias a presión alta y saturación. Estas últimas son las que más confianza me dan para el futuro.
También las hay en botes de cristal con la tapa metálica plastificada llenos del todo de turba y algunos a medio llenar, a la espera de más desoves. También hay turbas en bolsas herméticas con auto-cierre. Estas mejor las reenvaso con el tiempo en viales de vacunas, pues se están secando con gran rapidez. No son fiables por tanto.
Espero que al menos un 25% de las especies sean recuperables cuando pase mi situación de apatía killífila. Un 25% sería un éxito, digo de especies, no de huevos. Cualquier porcentaje superior sería para tirar los cohetes que me han sobrado de fin de año.

Las turbas están agrupadas dentro de esas cajas de zapatos que espero sustituir por algo más resistente a la humedad, pero de paredes finas. Las cajas de stiropor que usé hasta ahora se comían demasiado sitio con sus gruesas paredes.

El termostato original está sustituido por uno digital con sonda que meto a través de un orificio en el lateral.

Un ventilador homogeniza la temperatura en todo el interior.

Las cajas están separadas por pequeños trozos de estiropor para que el aire circule por todo su alrededor.

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